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La película Tatuajes en la memoria es una adaptación del libro Memorias de un soldado desconocido: autobiografía y antropología de la violencia, escrito por Lurgio Gavilán.

Por: Redacción La Industria

PLAN B

Publicada el 08/09/2024 - 06:43 PM

La vida pública de Lurgio Gavilán que inspiró la película Tatuajes en la memoria


La película ‘Tatuajes en la memoria’ retrata la vida de Lurgio Gavilán, el muchacho senderista que después fue captado por el Ejército. Ante la brutalidad de su recuerdo, se reconcilió como cura franciscano. Ahora es un destacado antropólogo y se confiesa con La Industria.

Por. Gustavo Rojas Obeso


Tenía 12 años cuando se volvió huérfano. Lurgio Gavilán Sánchez era un muchacho de Huanta (Ayacucho) que no había ido a la escuela. La única persona de quien podía aprender era de su hermano Rubén. Sin embargo, en medio del emprendimiento de buscarlo, se enroló a las filas de Sendero Luminoso. Fueron tres duros años que afrontó, con miedos y penurias, seguir la línea de Abimael Guzmán. La inocencia se le apagó, y la crueldad le despertó la conciencia. Estaba a punto de perder la vida, pero el teniente Shogun le concedió una oportunidad. Y esa oportunidad se llama: vivir para contarla.

Tardó dos años para que su libro testimonial Memorias de un soldado desconocido: autobiografía y antropología de la violencia (2012)  llegue a publicarse en México, mientras cursaba el Doctorado en Antropología. El libro de Lurgio Gavilán captó la atención de Mario Vargas Llosa, quien elogió la autobiografía y la calificó como “una vida que parece sacada de una novela de aventuras”. 

La historia que había conmovido al Premio Nobel de Literatura, generó la misma expectativa en su primo, el cineasta Lucho Llosa, que en cuestión de poco tiempo de publicarse el libro, los tres se adquirió y el director de cine le comentó al antropólogo ayacuchano la intención. de llevar su testimonio de vida a la pantalla. Con el tiempo se definiría si era una serie, como la productora Iguana Producciones, de Lucho Llosa, nos tenía acostumbrados en las dos últimas décadas del siglo pasado presentarnos en la televisión como Gamboa, Carmín, El ángel vengador: Calígula , por mencionar solo algunas ; o adaptarla para el séptimo arte, como ya lo había realizado con Anaconda, El especialista, donde Lucho Llosa había dirigido a Sylvester Stallone, Sharon Stone, Jennifer López.

“Nunca había pensado escribir el libro para el público del cine. El manuscrito estaba por ahí, y ha podido sobrevivir. El antropólogo Carlos Iván Degregori me animó a publicarlo”, comenta Lurgio Gavilán para La Industria.

Con idas y vueltas, Tatuajes en la memoria,  la película que narra la vida de Lurgio Gavilán, llegó a la pantalla grande y su protagonista real se siente conmovido al ver reflejado una muestra de lo que le tocó vivir.

“El contrato de compromiso es que la producción podría adaptarse libremente el libro. Me hicieron llegar un guion escrito por Mario Vargas Llosa. Leí y le hice algunas observaciones. Solo ha sido eso. También querían para aparecer al final de la película y, para preguntarme cómo hablaban los senderistas, cómo hablaban en el Ejército”, recuerda.

“Me conmovió mucho las escenas. Me dije: Ojalá hubiera sido solamente película, pero lamentablemente nos ha pasado estas cosas. Es una vida de dos décadas, la película dura más de una hora y en mi libro también hay tantos vacíos… No hubo tanta ficción porque todas las cosas que pasaron han ocurrido aquí en Huamanga. Yo no he visto casi ninguna ficción en la película”, reflexiona Gavilán Sánchez.

Lurgio Gavilán, que se desempeña como docente contratado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, apuesta por la idea de que el arte puede intervenir su libro y darle otra interpretación a partir de su testimonio. 

“Es como si Luis Llosa hubiera completado con otras escenas de mi libro. Alguien también puede hacer un teatro con esto. Entonces, nos enriquecemos para entender mejor estas escenas que nos ha tocado vivir”, argumenta. “Alguien me preguntó por cómo lo escribió Vargas Llosa. No hay que ver si escribió otra persona; hay que leer, escuchar a los demás”, considera. 

Uno de los ejes de la película después de la muerte del hermano de Lurgio, es el acompañamiento que tiene con su compañera senderista, Rosaura, que, en palabras del protagonista, confirma el vínculo sentimental que se muestra en la película.

“Una vez habíamos pasado casi una semana sin comer y una compañera llega al pelotón, donde estábamos y traía unos panes, pero éramos unas 15 personas. Nos repartieron, pero no alcanzaron el pan para mí. Entonces, Rosaura me dio un pedacito de su pan... y esos detalles nunca he olvidado”, comenta risueño.

Lurgio Gavilán revela que ha podido reencontrarse en algunas oportunidades con el teniente Shogun. Al principio, le escribió una pequeña carta en la Base Militar y luego el texto se extendió en un libro, como muestra de agradecimiento por salvarle la vida a sus 15 años, cuando iba a morir a manos del Ejército.

“Shogun es un militar retirado y vive. Nos llamamos, nos comunicamos. Está sobreviviendo en este mundo que nos ha tocado vivir. Hablamos de temas familiares y otras cosas del presente”, confiesa.

El teniente Shogun es interpretado en la película por el actor casagrandino de renombre, Cristhian Esquivel -recordado por darle vida a Túpac Amaru en la serie Los otros libertadores. Para construir su personaje, el hombre de la actuación buscó información y llegó a contactarse en su momento con Lurgio Gavilán.

“Nos hemos reunido algunas oportunidades en Huamanga. Es un gran hombre que se ha retratado muy bien a Shogun. Yo creo que se ha tomado en serio el personaje. Lo ha hecho muy bien. Ojalá que hubiera tantos Cristhian Esquivel en todo el país. Shogun está tranquilo, sereno. Habla como Cristhian”, confiesa. “Shogun no me mató. Pero la patrulla mató a todos mis compañeros, menos a mí. Pero a mí me llevaron a la Base Militar. Y eso es lo que me preguntaba en el libro: ¿Por qué no me mataste?”, se cuestiona.

“Es importante mirar a nuestro pasado. Los andinos miramos siempre al pasado. Para nosotros, el futuro está en nuestro pasado para construir mejor. Amamos siempre la vida, la paz. Los ayacuchanos no somos tan violentos. Ojalá nunca hubiera ocurrido estas cosas”, asiente. 

La película ha mostrado las atrocidades que cometieron ronderos, senderistas y el Ejército. “Una mirada, una sonrisa o una palabra pueden cambiar tantas cosas en medio de la guerra, que nos ayuda a vivir, pero estoy aquí”, reflexiona Lurgio, una persona noble, sensible, comprensible; es un faro de esperanza que ha sobrevivido a las décadas oscuras del país. 


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